miércoles, 11 de abril de 2012

Escucho música de minita





Nunca tuve ganas de ir a Japón. Quizás allí sería todo más fácil.
Aunque tendría que aprender japonés.
Escucho música de minita. Lloro con películas pochocleras y con el capítulo final de cada una de mis series, sí tengo muchas series. Me declaro una capitalista autocomplaciente, total y completamente consciente de lo mierda que es el capitalismo que me posee. 
Me da asco ver mis manos sosteniendo bolsas que contienen productos que han sido intercambiados por grandes cantidades de dinero, y al mismo tiempo no puedo evitar sentir una sonrisa interior cuando me pienso luciendo la prenda nueva, y los halagos que gracias a ésta podría llegar a conseguir. Cuando no los consigo caigo en un pozo comunista total, un ente embebido en joggins que alguna vez vistieron a mi padre pero algún que otro lavado demás determinó que ahora, corresponderían a la menor de la familia. La menor, y la única solitaria. Solitaria? Si la mitad aquí son amigos y conocidos. Solitaria. Ah pero decís solitaria porque no tenes novio, por qué pensas que eso es ser solitaria? Tenes la idea fija. Sí señores sí señoras, tengo la idea fija. El concepto de compañía que ustedes me ofrecen es equivalente a lo que causa una manzana, esos días en los que los ovarios demandan un volcán de chocolate, seguido por un brownie con chips, y para redondear, una buena porción de chocotorta. Aclaro y determino: les pido por favor que no piensen que estoy subestimando, menospreciando, abaratando nuestra relación. Entiendan que por la presencia de esta manzana, soy una persona sana, en eje, que si bien la vengo llevando, quizás estaría bueno engordar un poco de amor.


Escucho música de minita. No de esas que pasan en la radio. En realidad no sabría decirte, no escucho la radio. No veo el noticiero. Veo series mientras siento mi culo derretirse en el sillón, y mis manos sirven otro poco de chococrispis en un bowl. Gracias a Dios la bicicleta es mi mascota preferida, que de no sacarla a pasear todos los días no pararía de ladrarme en la cara. Pobrecita: le encajoné la misión de luchar contra la gravedad que tantas ganas tiene de hacer descender a la B a ese culo adorado por albañiles, mecánicos y transeúntes para nada interesantes. Ese culo gordo y grandote, con una clara necesidad de hacerse notar, e imposible de enfundar en un pantalón común y corriente. Ese culo medio blando, comprendido entre esas caderas judías, que tanto pesa para cualquier cosa. Ese culo.

Escucho música de minita. Y los cortes comerciales que alguna vez estuvieron de moda, pero pasados de moda. Siempre llego tarde a las modas. Esa es mi moda. Estar fuera de ella. Pero no al margen, sino tras ella. A destiempo. Caigo en los compases que los aplausos no están marcando, para tratar de invitarte a tomar un helado. Por ahora un helado, quizás el tiempo nos lleve al volcán.

3 comentarios:

  1. Ni más ni menos podías finalizar este texto con la palabra VOLCÁN.
    un poema a la verdad que todas las "locas lindas" del po y lacámpora ocultan.

    ResponderEliminar
  2. Me gustea, me gustea mucho...lo único que no me gustea es que no uses el "¿" para abrir las preguntas....y que no apretes la teclita de "justificar texto" para que quede más vistoso el texto...pero esto último es un signo de neurosis...
    ¡Beso en las pecas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. este, yo tengo los mismos arranques neuróticos que vos. pero te juro que esta vez, ambos actos, tienen justificación estética. luego te la cuento.

      Eliminar