lunes, 26 de diciembre de 2011

Malditos Dueños


Ya se que estás piantao, piantao, piantao. Ayer fue noche buena, la casa estaba alterada en idas y vueltas y vos tranquilo, durmiendo. La tarde anterior tuvo esa perfecta de combinación de hisopos, esmaltes y quitaesmaltes como protagonista, y vos ni enterado. Te veo, y te conozco. Estas piantao, y ya no se qué hacer. Va a ser casi un año que ella se fue, y se nota su ausencia en vos. Es verdad, tenés razón, después de tanto histeriqueo quizás terminó siendo verdad que no le interesabas. 
Sí, es terrible. Yo también la veía, tan cerca y tan lejos tuyo. Es raro y difícil verte así. Estas dejado, durmiendo todo el día. Pocas veces oímos tu verdadera voz, es como si ya nada te motivara. No hay palomas, atunes o cucarachas suficientes en el mundo, que te saquen de este pozo. Decíme que te va a volver a molestar que te corte las uñas, decíme que te sigue volviendo loco la zanahoria, Miles decímelo. La gente se muda todo el tiempo. Y se muda con sus mascotas. Porque los humanos somos así. Queremos creer que determinados animales nos pertenecen, sin tener en cuenta que quizás, ellos pertenecen a otro ejemplar de su misma raza. 

Solías verla desde la otra ventana. Se ve que te es difícil ver el vacío.
Perdón por retenerte, y por hacer de tu vida un tango triste y melancólico.
¿Un poquito de yogur?

lunes, 28 de noviembre de 2011

Sonidos vecinos

No es el, obviamente. No es pelado.
Pegada a mi cama hay una pared con una ventana. Si me paro en la cama, veo de perfil un balcón de un edificio. A la izquierda, el techo de una casa. Para abajo, un pequeño jardín con parrilla. Y a la derecha, una ventana tapiada. 

Hace 16 años que vivo en esta casa y hace 11 que este cuarto es mío. En esa ventana, a la derecha de mi perspectiva, había un trompetista. En las noches de verano, cuando mi ventilador era el más lento de toda la casa, y el aire acondicionado no existía, solía dormir con mi ventana abierta. Imaginaba que en esa casa había un trompetista solitario, pelado, que se consolaba con el sonido soplado de su instrumento. 
Lo imaginaba con una remera, un chaleco y un sombrerito, junto a su ventana, frente a algunas partituras. 

Hace años que no lo escucho más. Hoy en día los sonidos de Palermo son los temas más candentes del momento. Chorrean melodías pegadizas por los balcones y aperturas de las estructuras de la cuadra. Hoy me di cuenta que esa ventana está tapiada. Quiero creer, que el único motivo por el cual alguien tapiaría una ventana, es para acustizar una sala de ensayo. Quizás el trompetista volvió a tocar, pero humillado por las músicas contemporáneas, se guarda sus notas para el solo.

martes, 22 de noviembre de 2011

Esto es grave. O no. No se.

Es que el problema, fundamentalmente, es que sos tan pero tan lindo. Porque tu lindura es esa que no es linda, es esa que me gusta a mí. Es que tus intentos de sonrisas pueden desagradarle a cualquier ser humano con un mínimo sentido del gusto, pero a mi me desarman. Tu lindura es tan fea, que no necesito que nadie la apruebe, porque cuando pones esa cara que explica mientras te revolves el pelo, quedan invalidadas todas las posibles justificaciones sobre lo poco coherente que son tus facciones. 
Tenes cejas anchas y despeinadas, y unos labios medio extraños que tienden a evocar a la tristeza. Es verdad que la forma de tus ojos que recuerda a un dibujito animado, no lo niego, y también reconozco que ese dibujito no es para nada atractivo. 


No se si sos feamente lindo, o lindamente feo, pero creo que ponga donde ponga la mente, me gustaría seguir tomando unos mates con vos. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

No hacen falta tantos adjetivos, no no.

Qué bien, qué rica, qué suerte, qué oportuna, qué deliciosa, qué culo, qué tetas, qué graciosa, qué gordita, qué petiza, qué histérica, qué loca, qué rara, qué inteligente, qué cachetona, qué pesada, qué gritona, qué insoportable, qué buena, qué linda, qué ruidosa, qué inquieta, qué vaga, qué dormilona, qué quejosa, qué vieja, que joven, QUE TANTAS COSAS. 
Y YO, DIGO QUESO CARAJO, QUESO SEÑORES Y SEÑORAS. QUESO PARA TODOS Y TODAS.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Pandemia


Ilustración de Mecke Vásquez
Cardiólogos especialistas de todo el mundo en conjunto con las fuerzas armadas, la CIA, Interpol, FBI, PFA, la metropolitana y la conurbana, están estudiando este fenómeno. 
La línea entre lo espiritual y la ciencia ha sido una vez más desafiada por este tipo de agravios. Es el dolor más frecuente en muchachas en sus veintes. 
Hospitales enteros, salitas, consultorios privados de medicina experimental, oriental y alternativa han sido atiborrados de jóvenes que presentan el mismo cuadro: 
- lagrimales estirados
- maquillaje viejo y corrido
- medias can can rotas
- intensa chocodependencia
- profundo e incesante autocuestionamiento interno, externo, por arriba y por abajo.
- debilidad por el sueño
- necesidad constante de escuchar All By MySelf, de Celine Dion.
- tendencia autodestructiva en lo que compete a relacionarse vía celular los días viernes y sábados de 4 a 6AM, especialmente si la paciente ha consumido bebidas alcoholicas.
- envidia y odio viceral e irracional en todo lo que al amor compete.

En grandes rasgos la presentacion de la paciente no varía demasiado. Para algunas puede que sea Real Love, para otras Your Body Is A Wonderland, y para las más exóticas el Preludio en Emenor de Chopin. 
Los estudios no concluyen en un diagnóstico viable, que asegure el reparo total de las atrocidades que este especímen causa en ellas. Las autoridades no descansarán hasta encontrarlo, pero el último comunicado extraoficial menciona la posibilidad de una gran banda de delincuentes, que operan del mismo modo, y lo más alarmante, es que no todos son conscientes de sus hechos. 


A ella, una de las tantas pacientes.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Una gauchada

Si no es mucha la molestia. Sólo si no te causa gran contradicción. Quizás te queda de paso. Tal vez ya que estas ahí podrías intentar. Muy despacito y tranquilo, nada más, y si te sale. No querría forzar nada. Es simplemente si llegas, si te parece que es factible. Te lo pediría como un favor, pero me da un no se qué. Tal vez no te sale... 
Pero sería bueno, sería bárbaro, sería genial, que si podes, sólo si podes, me trates bien.
Sino todo bien eh. 

martes, 30 de agosto de 2011

Mirada en dosporcuatro


Desde que llegué, estoy esperando que de una vez por todas termines de ponerte los zapatos, acomodarte la remera, atarte el pelo, reir y sonreir con tus acompañantes, para por fín mirarme. Fascinada observas los dibujos que los pies trazan en el piso, alguna figura asombrosa se la comentas a tu amiga, y te debe haber dicho algo muy gracioso, porque estallaste con una carcajada que casi distrae a los dueños de esos pies dibujantes. Estabas nerviosa y ansiosa, era la primera vez  que le hacías caso a tu profesor, y te mandabas a la milonga con todas esas clases, esos tacos, y esa sonrisa encima. Ya no estabas en La Viruta, tenías que estar dispuesta a ese abrazo universal, y salir del lugar de aprendíz, para adentrarte en el verdadero mundo del tango. Se ve que la milonga que sonaba la conocías y querías, porque en seguida dejaste de lado todos los preparativos y abriste tus ojos a la pista, como haciéndonos saber a los que pretendíamos llevarte, que estabas lista. Tu necesidad era tal, que sentí que debía controlar mis cordones, no vaya a ser que en nuestro primer baile te caigas por torpeza mía. Me deshacía pensando en ese diálogo en silencio que estábamos a punto de tener, cuando terminé de alistar mis zapatos, alcé la vista, y otro te me había cachado.

Era hermosa la velocidad de tus piernas, y esas claras ganas de comunicarte, y que este otro no entendía.
Un poco despeinada, y con sed de seguir, saliste de la pista para tomar agua, ni bien terminó tu melodía. La pieza que seguía no la conocías, aunque ya estabas tan metida que no te importó, cuando me dejaste cabecearte. Me mantuviste la mirada, pero no te acercabas, y yo pensaba que mi intento de hacerme el viejo milonguero no había surtido efecto. Para ser  claro, deje de lado los códigos, me pare, te ofrecí mi mano, y tímidamente solté un '¿Bailás?'. Tu altura, tu espalda, mi brazo, mis manos, ese perfume que me dejó con intriga, todos elementos que en sumatoria, daban como resultado el abrazo perfecto. A media medida empecé, como para mostrar respeto, pero con el pasar de los compases tu mano se acomodaba en mi segundo homoplato, pidiendome que te lleve a donde yo quería. Yo tampoco conocía lo que sonaba, y por eso, durante tres minutos ambos desnudamos el alma en esa improvisación, propia de cualquier casa de citas de principio del siglo XX. Te acompañé a la mesa ambos callados, no queríamos arruinar nada de lo que había pasado recién. Tan damita fuiste después, y tan canyengue habías bailado. Lo único que me dijiste fue un 'Gracias' medio entre suspiros antes de sentarte con tu amiga, que te esperaba con esa cara asombrada 
-nunca te había visto bailar así-.

Si no fuera tan vueltero, hubiera bailado con vos toda la noche, pero tenía un gran presentimiento de que era mejor retirarme en alta, para encontrarnos otro día, en una misma improvisación.

martes, 16 de agosto de 2011

Luz de lluvia

Courtesy of  http://www.flickr.com/photos/workingsux/
Era rápido su caminar, no importaba si se caía el mismisimo cielo, esta vez no podía llegar tarde. Mientras esperaba el colectivo, se dio cuenta que su calzado no era el adecuado para tamaña cantidad de estrés. Llega, sube, uno veinte por favor, se sienta, y ansiosa espera. Veinticinco minutos después de la hora pautada estaba entrando en el punto de encuentro. El por supuesto ya estaba ahí, con un café puesto y un libro en las manos. Bueno, hablemos. Bueno, dale. Cómo estuviste? Bien, pero no nos detengamos en habladurías inútiles. Sí, tenes razón, te pido disculpas. Miraba su camisa desarreglada y la ausencia de un botón en su saco cuando le propuso comenzar por arreglar los horarios. Eh sí, claro, bueno como ya sabes yo tengo todas las tardes ocupadas con clases por suerte. Ah volvieron tus alumnos? Mirá que bien, bueno yo tengo libre hasta las cinco que entro en la facultad. Volviste a dar clase allá? Pero si no te pagan un mango. Si volví pero como jefa de cátedra; te decía yo puedo llevarla a ingles y a canto. Bueno, eso es miércoles y viernes no? Yo me arreglo un par de horarios y la paso a buscar, los miércoles te la dejo en tu casa y los viernes me la llevo yo, te parece? El diálogo sobre el plan de vida al rededor de las actividades de una nena de doce años siguió a lo largo de 3 cafés y una medialuna cada uno. En alguna pausa publicitaria ella intenta detenerse, respirar y no dejar que la situación la agobie. 

Espero no quedar desubicado, pero la verdad es que estas muy linda. Ay callate que tengo el pelo terrible, esta humedad no me favorece. Te equivocas, nunca te ví tan hermosa, como con esta luz de lluvia.

jueves, 11 de agosto de 2011

Es sólo una cuestión de

No, no pintarte las uñas no te da actitud. Perforarte la nariz, la ceja, el pezón o la lengua tampoco (el clítoris tal vez un poco sí). Escuchar música animada y caminar velozmente con tacos por la calle, no va a lograr que la gente te mire con respeto y admiración. Una chaqueta de cuero y un par de anteojos de bobe no son los elementos que necesitas para plantarte y marcar presencia. La actitud, es una mentira. Es un personaje, como esos que leemos en los cuentos. Es como una nube que se posa sobre uno, y así uno pretende autoengañarse y decir sí, ahora soy canchero. Por más fotos con flash que te saques, por más raros que sean tus amigos a la hora de posar, lo único que importa sobre vos, es qué es lo que te pasa en los momentos lavados. Y por esos momentos, me refiero a aquellos en los que la persona prevalece por sobre el sombrerito estilo Chaplin que te quisiste poner. Esa persona que disfruta las milanesas de su mamá, que llora con su gata enferma, que se ríe de un capítulo de Los Simpsons, que sin previa decisión sobre si es o no cool, ayuda a subir al colectivo a una vieja endeble. 
Son pocos sí, esos momentos en los que aparecen las personas. 
O quizás son pocas las personas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

BlaBla

Bueno, a veces uno se queda sin cosas por decir. 
Gracias a Dios, no? Que eterno sufrimiento el sentir que uno jamás va a terminar de decir todo lo que tiene para decir. Peor si uno imagina una lista de tópicos sobre los que nunca va a llegar a opinar, porque en algún momento el silencio tendrá que llegar. 
No hablar de la revolución rusa, de los fideos pegados, de la caspa, de farmacity, del porqué de los anillos, del porqué de las decoraciones corporales, del porqué de la política, del olor de la caca del gato, del pelo y de la depilación, por ejemplo. El tema está en el decir como acción, o como axioma. Toda conversación no es una conversación.
Entonces, por más amplias, deliciosas o importantes sean las temáticas de la lista, cualquiera de ellas va a tener una importancia igual a cero. Y es que a veces, la ausencia de sonido tiene tanta o más presencia que cualquier palabra evocada. 

Pero sólo a veces, mientras tanto sigamos haciendo que estamos teniendo una de esas conversaciones profundas, intelectuales y complicadas, dale. 

AptaParaTodoPúblico

Había una vez, hace muchísimos años, dos hermanas gemelas que se llamaban Sol y Luna. Sol era brillante, cálida y ruidosa, mientras que Luna era radiante, vergonzosa, y tranquila. Su grupo de amigas, las Estrellas, ya no sabía qué hacer para que dejen de discutir. Todo el tiempo estaban juntas, y todo el tiempo se peleaban porque una tenía mucho frío cerca de la otra y porque la otra no la dejaba dormir a una, y otros motivos importantísimos. Debatían todo el día y toda la noche sobre las cosas en las que no estaban de acuerdo. Hasta que por fín, sus amigas las Estrellas tuvieron una reunión. Luego de pensar muchos planes para que se lleven bien, se les ocurrió que el problema, era que pasaban demasiado tiempo juntas. Por eso, decidieron limitar el tiempo, a sólo dos ocasiones en el día: el amanecer, y el atardecer. Cuando les contaron la idea a Luna y a Sol, ellas pensaron que era un buen plan. Lo intentaron durante un tiempo, y funcionó, porque cuando se veían sólo se extrañaban, y no tenían ganas de discutir. Pero como estaban solas todo el tiempo, empezaron a ponerse muy tristes. Entonces las Estrellas, tuvieron otra reunión. Preocupadas, intentaron pensar alguna solución para que Sol y Luna no estuvieran tristes, y se les ocurrió una magnífica idea. ¡Las Estrellas estarían durante el día con Sol, y durante la noche con Luna! Es así, que hasta el día de hoy, este gran grupo de amigas, pasan dos momentos de diversión en cada amanecer y atardecer. 




Para Uma, Luisi, Mía, Emi, Fran y José.

lunes, 8 de agosto de 2011

Cuestiones de barrio


Estas calles conducen todas al mismo lugar.
Los árboles las decoran, los nenes tatúan momentaneamente sobre ellas las entretenidas rayuelas. Algún jóven las ensucia, dejando el papelito envoltorio del chupetín que su novia le regalo la noche anterior. Alguna anciana las barre, y maldice al vecino que deja a Julio el perro hacer sus necesidades sobre las veredas. Los turistas las miran con asombro y las comparan con las de su país natal, mientras las recorren con guía en mano.
A estas calles las caminan parejas nuevas,
parejas desparejas,
parejas que pronto dejaran de emparejarse,
parejas que ojála dejaran de emparejarse.
El asfalto, los adoquines, presencian discusiones, llantos, helados, y cafés.
El cordón de las veredas se ríe de aquellas pollerudas que pisan con sus tacos los enormes charcos de agua. Han sido pateadas por pasajeros que el colectivero decidió no levantar en un ruidoso día de lluvia. Han sido escupidas por hombres maleducados, y adolescentes compitiendo. Han sido arregladas, rearregladas, clausuradas y habilitadas por innumerables gentes del estado (aunque algunas también fueron olvidadas). Las hay encantadoras, estremecedoras, intimidantes, en subida, en bajada.
Hay calles que te hacen viajar con la mente a lugares que nunca conociste.
Hay calles de tierra, esas son las mas sabias.
Hay de adoquines, que tienen alguna que otra historia para contar.
Hay de asfalto, perdidas en la velocidad no sienten más nada, hasta la misma muerte.
Sí, las calles también mueren. En algún punto, todos somos calles.. y la vida nos camina por arriba.

Cuestiones de leyes


¿Quién le dio derecho a tus labios para desordenar mis pecas?
¿En qué marco legal, está permitido el abuso de espacio mental que ocupa cada una de tus palabras dentro de mi cabeza?
Por favor, considerá esto una orden de restricción para que tus manos, mantengan una distancia apropiada de las mías.
Si fuera vos, pensaría dos veces antes de cometer la imprudencia de dirigirme la palabra, porque toda acción tiene una reacción.
El problema es que dicha reacción, no siempre tiene directa relación con la acción que la precede.
Querido, si sorprenderte no es lo que querés, si algún imprevisto es lo que tratás de evitar, si simplemente querés mantener calmas las aguas de simpatía y cordialidad, pues entonces... abstenete de este irracional e inquieto torbelllino de rulos, gritos y risas eternamente enamorado del amor.

lunes, 10 de enero de 2011

sesabrácuandosesepa

Noche de galletas y pijamas invitan a la joven a autoevaluar sus pasados comportamientos.
primer escena: último llanto. considera si valio o no la pena, si fue bien colocado o no. con la galleta en la boca, piensa que el llanto le es inevitable en ciertas ocasiones, y balbucea para sí misma algo sobre el alivio del alma, y considera la deglución de una galleta más.
segunda escena: el cuerpo. la sintomatología de los problemas parecen estar haciendose más y más presentes a medida que el cuerpo toma lugar en su mente. encuentra la ironía en dicha lógica, y concluye que como todo en la vida, aqui la única ley que rige es la de Murphy, y decide no comer más galletas. En parte porque son grasosas y ya se comio la mitad del paquete, y en parte porque se le acabó la botellita de villavicencio a su derecha.
tercer escena: último amor. pensar en eso le abruma la mente. quiere descartar esta clase de pensamientos rápidamente porque sabe que terminarían en un cuestionamiento de la naturaleza del amor y eso la remonta a epocas lejanas y ya casi ajenas, que no desea traer nuevamente a la mesa.. Aunque le sea un poco ineludible ya que las condiciones son propicias para eso.
cuarta escena: próximo amor. no sabe no contesta. es posible que la intriga un buen día la mate, la constante necesidad del qué va a venir un día va a hacer colapsar su sistema, asiente con la cabeza y se da cuenta de que nada se sabe, nadie sabe, y le cuesta aceptarlo. nuevamente, pensamiento demasiado gigante para una mente en un contexto de galleta y pijama. el futuro es incierto hasta para los más pensantes. para los obsesivos, para los relajados, nada se sabe ni se supo. se sabrá cuando se sepa.

escrito en 3 canciones.

temirarte



La mayoría de los mejores días de tu vida, empiezan como un día normal. Te levantas, escuchas pajaritos en la ventana, la ropa te queda cómoda y los zapatos no aprietan tanto. Así lo arrancas, en neutro, te metes en el subte y cuando ves que esta vacío empezas a sospechar que va a ser uno de esos días memorables. En tus oídos suena el disco blanco de Los Beatles lo que ya te prepara un buen humor. En el laburo corre todo con normalidad, los papeles que tenías que enviar ya estaban listos para cuando llegaste. El cafecito de media mañana te salio 50 centavos más barato porque a la chica del bar se le había roto la máquina y te tuvo que dar de filtro, pero así te gustó también. A la tarde hubo una mínima preocupación porque no encontrabas el recibo de compra de ese maldito aire acondicionado que pusiste en la oficina y se lo tenías que pasar a tu superior. Claro que cuando tu compañero te recordó que el ya se lo había dado todo volvió a la calma. Entre pitos y flautas, se hicieron las 5 de la tarde y ya te habías quedado sin más cosas para hacer.
Pasa tu jefe y te dice “-Gutierrez, si ya terminó se puede ir ahora, a ver si zafa de la hora pico—“. Agarras la mochila y te acordás que tenías una fruta (para el postre habías pensado). Terminando la manzana verde te subís al subte (un poco más lleno que a la mañana) y te ves a vos mismo ahí, en el reflejo de la ventanilla. Te ves tranquilo, descansado, y realizado. En tu mirada encontrás que la simpleza de un día más, te provoca un gustito en el fondo de la garganta que querés seguir a todas partes. Te das cuenta que tus exigencias no son tantas ni tan complicadas; si es posible que la manzana no este arenosa, escuchar el tema Cry Baby Cry de vez en cuando y que los zapatos no te apreten tanto el dedo chiquito del pie derecho. Pero sobre todo, poder mirarte a los ojos en tu relfejo, y decirte a vos mismo


“-Hoy fue un buen día, ¿no Gutierrez?”

pre ten der








La vida entera es una obra de teatro. Todos somos actores de un gran escenario cuya escenografía varía según las circunstancias. Los personajes principales duran toda la obra. Los secundarios van y vienen. La pregunta del espectador, es cómo distinguir aquel que durará por siempre y cómo no confundir a los farsantes protagonistas. Aquellos que pretenden ocupar un espacio y un tiempo, que crean expectativas y enamoran a la audiencia. Uno debe tener cuidado de personajes como esos. Es correcto admitir que le adhieren un gustito a la trama, que movilizan y entretienen. Hay algunos que contribuyen más o menos al hilo de acción, generalmente son ricos en características, y poseen enigmáticas personalidades que cuadran o no en el contexto. Lo interesante siempre es ver la reacción del o de los personajes principales ante tales cualidades. Se produce un momento, un instante de duda, y los ojos del espectador quedan maravillados. No se sabe qué esperar o anticipar, y flota en el aire una mezcla de intriga y suspenso que luego se desarrollara en un sentimiento de compasión, desprecio, odio y quizás hasta lastima. 
Sí.
No hay obra sin personajes secundarios.
No hay tiempo ni espacio para solamente protagonistas.

Tengo un par de problemas..

Me gustan todas tus sonrisas.
Me gusta que cuando te enojás hay una vena en el cuello que se te pone verde moco.
Me gusta que cuando no entendés algo, pones la mirada como perdida, tratando de revisar mentalmente lo que te acaban de decir.
Me gusta que cuando te pido que pongas la cara más fea que se te ocurra, lo hagas sin dudarlo.
Me gustan tus manos, y me gusta que te moleste que te transpiren cuando me ves. Me gusta como levantas el entrecejo y se te debilita la cara cada vez que ves un perro, por más croto y feo que sea.
Me gusta que no sepas cocinar y admires a la gente que lo sabe.
Me gusta que me enseñes sobre cosas que no sé y que te quejes de que me las tengas que repetir cada vez que me las olvido.
Me gusta que no te importe el pelo ni la barba, pero que siempre encuentres la manera de estar desarregladamente prolijo.
Me gusta la cara que pones cuando no sabes muy bien lo que estás diciendo, pero lo terminás de decir igual porque tal vez, para cuando termines la oración algo de todo eso que dijiste tenga sentido.
Me gusta que pases la mano por cada alambrado que encuentres por la calle (yo también lo hago).
Me gusta tu frustración cuando no te dejo hablar, y la bronca que te da mi verborragia.
Me gusta que comas la lechuga con queso rayado.
Me gusta que se te pongan vidriosos los ojos de odio y tristeza cada vez que tus viejos se pelean (te hace humano).
Me gusta que tengas los pantalones bien puestos al admitir que alguna vez pensaste como se llamarían nuestros hijos.
Me gusta que no le tengas miedo a los insectos, y que no comprendas del todo mi pánico a las arañas.
Me gusta que cuestiones las posiciones de los maniquíes de las vidrieras mientras yo miro la ropa.
Me gusta verte leer, es interesantísimo.
Me gusta que trates de descifrar mis arranques mensuales, y que nunca te des por vencido buscandole la lógica (ya te dije mil veces que no la hay).
Me gusta que te tomes el tiempo de convencerme de que no necesito ni maquillaje, ni push up, ni planchita para desarmarte.
Me gusta que me hables de autos como si entendiera.


Me gusta la manera de poner todas las cartas sobre la mesa que tenes cuando hablás. Me gustan tus simplezas y tus excentricidades. Tus locuras y tus corduras. Tus palabras.


..pero tus silencios tanto no.