Está preparada. Lista. Tiene todas las herramientas. Tomó todas las medidas de seguridad.
En su mochila lleva curitas, pervinox, gasa, gilletes, desodorante, dos mazos de cartas, una colita para el pelo, un broche, una musculosa, un saquito, un paracaidas, toda clase de amortiguadores, y ese perfume que a él tanto le gusta, entre otras cosas.

Hay cosas que no dependen de otro, como el estar una preparada.
Eso lo hace ella, y lo único que depende del resto, es el poner a prueba la preparación. A ver qué tan fuerte es su armadura. A ver cuántas piñas resisten sus abdominales, y su mandíbula, y su cuello, y su boca, y sus ojos.
A ver cuánta humedad soportan sus pecas.
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